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Introducción
Practicar deporte es sinónimo de salud, energía y bienestar. Sin embargo, muchas personas experimentan dolor muscular frecuente y niveles elevados de estrés, incluso cuando hacen ejercicio de forma regular. En este artículo exploraremos la relación entre el dolor muscular y el estrés en el contexto deportivo, y te daremos herramientas para prevenir y aliviar estos síntomas.

¿Por qué sentimos dolor muscular al hacer deporte?
El dolor muscular es una respuesta natural del cuerpo al esfuerzo físico. Puede clasificarse en:
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Dolor muscular agudo, que ocurre durante o inmediatamente después del ejercicio intenso.
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Dolor muscular de aparición tardía (DOMS), que aparece entre 24 y 72 horas tras el ejercicio, especialmente cuando se ha exigido al cuerpo con nuevos movimientos o mayor intensidad.
Este dolor no solo se debe al esfuerzo, sino también a la micro lesión de las fibras musculares, lo cual es parte del proceso natural de adaptación y fortalecimiento del músculo.

El estrés: un enemigo silencioso en el rendimiento deportivo
El estrés, ya sea físico o emocional, tiene un impacto directo en el sistema muscular. Cuando estamos estresados, el cuerpo libera cortisol, una hormona que, en exceso, puede:
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Interferir en la reparación muscular
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Aumentar la sensibilidad al dolor
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Alterar el sueño y la recuperación
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Disminuir el rendimiento físico y mental
Además, el estrés genera tensión muscular, especialmente en zonas como cuello, espalda y hombros, provocando rigidez, contracturas y molestias crónicas.
El círculo vicioso: más estrés, más dolor Un deportista que entrena bajo altos niveles de estrés puede caer en un círculo vicioso: se lesiona con facilidad, se recupera con más lentitud y su motivación disminuye. Esto, a su vez, genera más estrés, ansiedad y tensión.

Cómo romper el ciclo: soluciones práctica
- Masaje terapéutico o deportivo Ideal para aliviar tensiones, reducir inflamación y favorecer la recuperación muscular. Sesiones regulares ayudan a prevenir lesiones y liberar el estrés acumulado en el cuerpo.
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Técnicas de respiración y meditación Incorporar ejercicios de respiración consciente y meditación guiada puede reducir significativamente los niveles de cortisol.

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Descanso y sueño reparador Dormir entre 7 y 9 horas al día permite al cuerpo regenerarse y mantener el equilibrio hormonal.
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Nutrición equilibrada Una dieta rica en antioxidantes, proteínas y minerales favorece la regeneración muscular y el equilibrio emocional.
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Terapias integrativas Prácticas como el yoga, la reflexología o el masaje ayurveda no solo trabajan el cuerpo, sino también la mente y las emociones

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